domingo, 14 de septiembre de 2014

Zacarías Meterías Cap. 2

El joven Zacarías, a la ventana del cafetín el jueves por la noche, el cine había cerrado a media función por una redada de la policía, o soldados, quién sabe.

Quedaban suficientes monedas para el último camión a casa, pero ya era muy tarde, otra noche será. Había entrado al café sin hacer ningún ruido, no habia mucha gente pero parecía que nadie se dió cuenta de quién era él.

Pasando 10 minutos y después de ojear el periódico previamente mojado por alguien más llamó con una seña a la camarera, una mujer que sin duda había visto mejores días.

-¿Qué le sirvo?
-Un café negro, por fabor.
-¿fabor?
-¡Perdón!, un café negro por favor.
-Muy bien, ¿algo más?
-¿Puedo usar su teléfono?
-Mmmh, no sé si todavia tengamos uno, ¿no tiene celular?
-A veces.
-Bueno, si tenemos, debe haber uno a un lado de la barra, puede ir a ver si funciona.
-Gracias.

Caminó a la barra y trató de recordar el número.

-¿Bueno?, ¿Martha? ¿ya están todos dormido...? ¿Bueno?, no señor, ¿a dónde hablo?, no... no, no me interesa... sí, yo le marqué, estoy buscando a..., bueno, ¿seguro que no estoy hablando al lugar que quiero? de verdad, le digo que marqué bien... ¿por qué no me cree?... pero si estoy hablando aquí con usted, por lo tanto existo, ¿no?... incluso aunque usted me estuviera imaginando, no significa que yo no sea yo... a lo mejor usted me imagina con una gorra, o botas, no significa que yo las tenga y sin embargo existo de una forma definida... esta bien, pre-definida... pues todos estamos amoldados en cierta forma, la escuela, los padres, los medios... no, no señor, no podemos ser totalmente autónomos, ¿usted puede vivir solo?... no, me refiero totalmente solo... sí, sin su mamá ni sus hermanos... ¿verdad? ¿como sería su vida si usted no puede proveer todo lo que necesita, incluyendo la interacción con otras personas, ¿de qué le serviría saber hablar? si esque alguien le enseñó ya... no señor, no me estoy burlando de su léxico, estoy hablando del escenario que estamos... si... oiga, ¿seguro que no está Martha por ahi?... quién sabe, a lo mejor no está totalmente consciente de su entorno, ¿qué tal si algo cambió y usted por su percepción selectiva no ha asimilado el cambio, ya que a usted no le ha afectado aún... si, adaptarse o morir... pues nosotros mas bien nos esforzamos por que sobrevivan los no aptos, por eso tenemos prótesis, hospitales, escuelas, aseguramos nuestra supervivencia de más, todos tenemos miles de oportunidades, si es que le somos útiles a alguien más, ¿usted cree que la vaca pudo sobrevivir sin nuestro consentimiento?, somos los capataces del mundo... ajá, por eso hay tantos pobres, son requeridos así, en esos volúmenes, no les ayudan pero tampoco los exterminan, requieren que sea así... ¿Yo?, solo necesito un poco de ayuda, ¿ya vió si no está en el lugar a donde quiero hablar? ándele, échele un grito a Martha a ver si responde... pues nada me asegura que usted sabe dónde está o si quiera quien és... un nombre no dice nada, es una identidad que se forma... bueno, se forma, o la forma lo que nos rodea, ahí el entorno nos adapta... ¿alguien le habla de usted? o todos confían en tí lo suficiente... si me hablas de tú quizás te conosca... no, no creo que sepas quién eres, o quién soy. Déjame marcar otra vez, si marco y me respondes, necesitas preguntarte en dónde estas, si no, necesito verificar que mis acciones correspondan a mis necesidades, y quizás a mis deseos... okei, ándale... no hay cuidado, adiós.

Colgó y marcó otra vez.

-¿Bueno? ¿Martha?... No sé.- Bajó lentamente el teléfono y lo dejó en la barra, se dirigió a la mesa donde el café ya estaba tibio. La camarera vió que habia dejado la barra y se acercó a él:

-Mire, ya tiene el café todo frio, dejé se lo caliento tantito, no le vaya a caer mal.
-Muchas gracias, creo que me tardé mucho en el teléfono, no se preocupe, no hice una llamada a celular.
-No se apure, no hay cuidado.- La camarera se acercó a recoger la taza y al levantarse agregó.- Qué bonita camisa, ¿de qué es la Z? ¿es de donde trabaja?
-No, es por mi nombre.
-¿Cómo se llama usted señor?
-Zacarías.
-Zacarías... Oiga, usted se llama como un verbo en pospretérito.

Y empieza la música.




Zacarías, ¿cuándo te dejarán tomar tu café?