No existe la duda
de quien merecedor sea
de tan agraciada oda;
a Don Pendejo, servidora,
levantará el alma,
el espíritu y la
discordia.
Ideas brillantes,
al filo de la necesidad,
el suave carisma
de tu infinita,
cándida hermosura,
tu talento, pendejadas
al por mayor y
destacadas.
Agacha tu frente
para deleitarnos
la mirada,
que dicen que la
soberbia es necesaria
mas no equiparable con
las pendejadas,
que de tus dotes infinitos,
oriundas y amadas
sabremos que es quien llega,
Don Pendejo en las
mañanas.
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